martes, 25 de junio de 2013

CGT denuncia aislamiento y torturas a Álvaro Sebastián Ramírez y presos políticos Loxicha


De nuevo ha sido en la madrugada. El pasado 7 de junio, con arrogante violencia y desprecio sacaban de sus celdas de la Penitenciaría Central del Estado de Oaxaca a nuestro compañero Álvaro Sebastián Ramírez y a los otros seis presos políticos Loxicha, hacia el CEFERESO número 13 de la comunidad de Mengolí de Morelos, Miahuatlán, Oaxaca. El episodio inevitablemente nos retrae al 20 de octubre de 2011, cuando también de madrugada arrancaban, esta vez en Chiapas, al profe Alberto Patishtán Gómez de la huelga de hambre que mantenía junto Rosario Díaz Méndez y Solidari@s de la Voz del Amate en el Cereso número 5 de San Cristóbal de las Casas.

De cara a la opinión pública, el protocolo y argumento es el mismo: se traslada a un grueso de reos sentenciados por graves delitos federales a otras cárceles como modo de reorganizar los cupos de cada prisión, para, por ejemplo, prevenir motines por hacinamiento. Entre el grupo de presos se incluye a los presos polític@s. Estas políticas penitenciarias socialmente pasarían inadvertidas, e incluso bien consideradas, si no fuese por la constante denuncia que realizamos los familiares, colectivos y organizaciones hermanas y solidarias así como organizaciones honestas de Derechos Humanos nacionales e internacionales.

Dichos traslados son maquillados de procedimientos gubernamentales estándar pero no nos cansamos de denunciar que se tratan en realidad puramente de severos castigos a los presos políticos, sus familiares, redes de apoyo y organizaciones que los y las sustentan. El fin es postrar al preso polític@ a las reglas del juego. La aniquilación de la identidad propia es lo que se persigue, sin más tapujo. Así son los CEFERESOS, auténticos laboratorios de exterminio.

Casi dos semanas después, el jueves 20 de junio, una Brigada de Acompañamiento formada por familiares y gente solidaria con los presos Loxicha, se dirigía al CEFERESO No. 13 con el objetivo primordial de verificar directamente que sus familiares efectivamente se encontrasen en el reclusorio. Así lo afirmaba la versión oficial pero hasta que no se pudo confirmar personalmente, nuestro compa Álvaro Sebastián Ramírez y el resto de presos Loxicha no se podían más que considerar en calidad de desaparecidos. Por ello la angustia y la tortura psicológica no cesó hasta poderles ver.

Según relata el informe de la Brigada, el encuentro fue mediante TV conferencia y tan sólo durante 30 minutos. Los familiares escucharon los relatos de cómo fueron humillados y torturados de diversas formas por largas e inacabables horas durante el traslado. Constataron igualmente el demacrado estado físico de los presos, aunque eso si, el ánimo y la entereza demostraron no haberlos abandonado.

Lejos de terminar aquí la pesadilla, y como una macabra burla a la Brigada de Acompañamiento, el viernes 21 de junio eran trasladados de nuevo a otro penal, el CEFERESO número 6, según comunicación oficial. Ahora al estado de Tabasco, lejos de su Oaxaca natal. Y de nuevo horas de más honda angustia. De nuevo la sombra infame del estatus de Desaparecido político golpeando duro. El aislamiento como jarabe. La venganza ante la evidencia del cuidado y protección comunitaria a los Loxichas. Personas comprometidas con el bien común de su pueblo. Arrancadas hace 16 años de sus casas por ser indígenas y querer vivir sus propias vidas en clave colectiva al margen de la seducción del supuesto desarrollo y el progreso social que los gobiernos estatal y federal tratan de imponer a la población.

Los presos Loxicha no están sólos a pesar de las acusaciones infundadas de terrorismo que han tratado de atribuirles durante los 16 injustos años de prisión. El mal gobierno, en México como en el resto del mundo, llama terroristas a quienes, sencillamente, se niegan a agachar la cabeza ante la injusticia. Lo hemos visto en el Estado Español, donde 5 jóvenes anarquistas permanecen presos por haber manifestado su rechazo a las políticas neoliberales de la “Troika” europea. Lo vemos también en Turquía, donde el Recep Tayyip Erdogan, llama terroristas a quienes ocupan la plaza Taksim para denunciar el autoritarismo de su gobierno.

Y es que como bien han recordado l@s zapatistas en sus últimos comunicados, nada es tan absurdo como querer encerrar la libertad. A pesar de que físicamente no puedan estar con nosotr@s, nuestros corazones están cerca de Álvaro Sebastián Ramírez y los 6 presos Loxichas. No nos rendiremos en exigir justicia y reparación para los Loxichas. Su libertad es anhelo, como es inconmensurable imaginar en libertad de Alberto Patishtán a escasos días que el tribunal de Tuxtla se pronuncie al respecto.

Desde la CGT exigimos a los gobiernos federal de Enrique Peña Nieto y estatal de Gabino Cué Monteagudo que cesen inmediatamente en la consigna de someter a los presos políticos y de conciencia Loxicha y sus familias a traslados, torturas y aislamientos. Exigimos que se haga justicia con su regreso de inmediato a Oaxaca y sus casos sean definitivamente cerrados dándoles lo que de por sí les corresponde: libertad y reparación.

Sin duda, el verano será intenso. Nos mantendremos atentos a los siguientes pasos que se den con nuestros presos políticos y celebraremos los dos hitos que marcaran la vida social y política de México y el Mundo: la Escuelita de la Libertad según l@s zapatistas y la Cátedra “Tata Juan Chávez Alonso”.

¡Los CEFERESOS son Centros de Exterminio!
¡Por un mundo sin rejas ni fronteras!
¡Viva la Sexta Declaración de la Selva Lacandona!
¡Vivan los 10 años de las Juntas de Buen Gobierno!
¡Viva el EZLN!
¡Viva el CNI!
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